lunes, 26 de diciembre de 2011

EL LIBRO DE LOS MUERTOS (EGIPCIO)

           EL LIBRO DE LOS MUERTOS




ÍNDICE
PROLOGO DEL EDITOR........................................................................................................
INTRODUCCIÓN....................................................................................................................
CAPÍTULO I.- LA MUERTE ...................................................................................................
EL RAYO DE LA MUERTE ....................................................................................................
LO QUE CONTINUA..............................................................................................................
EL CUERPO VITAL.................................................................................................................
LA QUINTA DIMENSIÓN .....................................................................................................
CAPÍTULO II.- LOS ÁNGELES DE LA MUERTE..................................................................
CAPÍTULO III.- LOS TRIBUNALES DEL KARMA ..............................................................
CAPÍTULO IV.- LOS CUATRO CÍRCULOS..........................................................................
AVITCHI (Reino Mineral) ..........................................................................................................
LA REGIÓN CELULAR ...........................................................................................................
LA REGIÓN MOLECULAR ....................................................................................................
EL MUNDO ELECTRÓNICO..................................................................................................

PROLOGO DEL EDITOR
Mucho se ha hablado de la muerte, y la mayoría de las gentes creen y aseguran que
nadie sabe nada al respecto. Pero nosotros los GNÓSTICOS afirmamos con conocimiento
objetivo, que la muerte es el paso de un estado de vida a otro estado de vida.
La muerte común y corriente que habla todo el mundo, es el dejar este cuerpo y seguir
dentro de otro cuerpo en un estado más sutil, que solo las personas con sentidos extrasensoriales
pueden verlos.
Estos sentidos normalmente se desarrollan en aquellas personas que se dan a la labor
paciente e inteligente de practicar algunas normas de la ciencia METAFÍSICA. También
existen personas que tienen algunos sentidos de percepción un poco subjetivos, pero si
practicaran con métodos científicos podrían testificar con conocimiento exacto.
Muchas personas al leer este libro, dudan o no creen que sea posible lo que se
escribe, pero nosotros sabemos, que con dudar, no creer, ser escéptico, etc., no se
encuentra nada y para encontrar hay que buscar. Con dudar o no creer no deja de existir lo
que hay en la naturaleza.
Por tanto, nosotros invitamos a todas las personas de buena voluntad a estudiar
profundamente la ciencia de la vida, para trascender la muerte. Nadie que no tenga un
conocimiento objetivo de la muerte, puede atreverse a discutirla sin conocerla.
Muchas personas con la imaginación limitada tratarán de limitar a otras imaginaciones,
para que no puedan comprender, pero aquellos valientes que les queda algo de conciencia
pueden lanzarse a la búsqueda del saber, y para eso no deben limitar el espacio Infinito por
medio de la imaginación.
Nosotros los afortunados discípulos del VENERABLE MAESTRO SAMAEL AUN
WEOR, testificamos de lo que hemos visto y oído. Por tanto, hablamos con conocimiento
objetivo, exacto, y no de simples creencias. Podemos hablar de vivencias personales sin
comentar cosas sagradas que están prohibidas comunicarlas en el mundo de los profanos,
porque si las comunicáramos seriamos indignos.
Al comportarnos como verdaderos humanos y manejar nuestra vida en todos los
estados de conciencia científicamente, podemos trascender la muerte segunda, de que tanto
hablan las sectas dogmáticas. Y si no manejamos la vida en todas sus manifestaciones
inteligentemente, corremos el riesgo inevitable de desintegramos, eso es lo que llaman la
MUERTE SEGUNDA; la muerte segunda es la desintegración que tarda millones de años.
Debemos crear los cuerpos existenciales para eliminar la muerte. Estudiemos más a
fondo la METAFÍSICA. Despojémonos de las creencias dogmáticas. Lancémonos a la
búsqueda del saber. Fijémonos bien que cosas perjudican la vida en todos sus aspectos y no
la dañemos.
Cualquier error que uno cometa fuera del cuerpo, no es tan perjudicial como los
errores que uno comete contra su propio cuerpo. Cuando cometemos errores contra nuestro
cuerpo no sólo acortamos la vida, sino también la podemos perder y lo que es peor, hasta la
perjudicamos en su estado más sutil de acuerdo con el abuso que cometamos en el físico,
mental, etc.
Hemos decidido reproducir este libro, con el propósito de difundir más las enseñanzas
puras y de interés general del MAESTRO SAMAEL AUN WEOR, que son un cúmulo de
ciencia y de vida para el que las ponga en práctica.
Hacemos un llamado a todos los Hermanos Espiritualistas de las diferentes Logias,
Sectas, Escuelas, etc., para que cooperemos con el bien y manejo de la vida científicamente
en todos los Planos de Conciencia Cósmica.
QUE TODOS LOS SERES SEAN FELICES. Año Cuarto de La Era de Acuario.
ANTONIO MURILLO ALFARO

INTRODUCCIÓN
Nacer y morir son dos procesos científicos de la GRAN NATURALEZA. Las personas
no son las que nacen y mueren porque las personas están más allá de estos procesos. Son
los cuerpos de las personas los que mueren y nacen. Es absurdo decir que fulano o
mengano ha muerto. Lo más correcto, es decir, que tal persona ha perdido su cuerpo, o ha
DESENCARNADO.
La persona es aquella que piensa, ama, odia, desea, etc. El cuerpo es sólo el vehículo
o MAQUINA HUMANA en la que la persona anda y se expresa. Desgraciadamente el común
de las gentes ignoran por completo su propia VIDA INTERIOR, confundiendo así el cuerpo
con la persona. Es necesario estudiar esta cuestión para evitarnos dolor. Realmente el
DOLOR es siempre el resultado de la IGNORANCIA Y EL ERROR.
Las gentes nacen llorando y mueren llorando por pura IGNORANCIA. Para aquellos
que despiertan la conciencia, la muerte es tan dulce como el nacimiento, porque ambas
cosas se necesitan desde el punto de vista científico, así como se necesita el día para hacer
nuestra labor cotidiana y la noche para el reposo del cuerpo.
Cuando despertamos la conciencia comprendemos entonces que al desencarnar,
debemos dedicarnos al reposo y olvidar por completo aquellas actividades propias de la
VIDA CELULAR o MUNDO FÍSICO. Entonces podemos viajar felices por los espacios
infinitos porque quedamos libres de las fuerzas de gravedad a que estamos sometidos en el
mundo de las tres dimensiones, o sea, el mundo físico. Aquí no se trata de creer o no creer
sino de COMPROBAR.
Es necesario hacer una modificación a nuestro sistema ordinario de vivir. Es absurdo
permitir que la vida se desenvuelva MECÁNICAMENTE. Necesitamos hacer AUTOCONCIENCIA
de todos nuestros hábitos y costumbres. Necesitamos conocer a fondo todo lo
que somos en todos niveles de la actividad humana. Debemos manejar concientemente
todos nuestros PENSAMIENTOS, SENTIMIENTOS, MOVIMIENTOS, INSTINTOS E
IMPULSOS SEXUALES. Debemos saber que la vida mecánica es propia del ESTADO
ANIMAL. Nosotros no pertenecemos a ese estado y por lo tanto debemos aprender a vivir
dentro de NORMAS SUPERIORES.
Cada vida en el mundo físico es siempre el resultado de la anterior con sus
consecuencias buenas y malas. Cada cuerpo que nos toca es siempre el instrumento exacto
de nuestro KARMA. Ya sabemos que KARMA es LEY DE COMPENSACIÓN. Hay los que
nacen en la comodidad y hay los que nacen en la miseria. A TAL CAUSA, TAL EFECTO, los
malvados les toca encarnar entre malvados, a los virtuosos entre santos y así
sucesivamente.
Cuando cambiamos las CAUSAS, cambiamos también los EFECTOS. Aquellos que
piensan que la muerte del cuerpo es también la muerte de la persona, y que por esa causa
viven cometiendo toda clase de delitos, les tocará PAGAR en su futuro retorno todos los
ERRORES COMETIDOS, crea o no crea, porque la LEY es LEY y nadie puede burlarse
impunemente de ella.
Llamamos muy especialmente la atención a los materialistas dogmáticos que solo
creen en los hechos groseros y en los movimientos mecánicos de la NATURALEZA. Les
advertimos que por encima y por debajo de las PERCEPCIONES de los SENTIDOS
FÍSICOS hay FUNCIONAMIENTOS ULTRASENSIBLES que no debemos negar
intransigentemente, sino que debemos estudiar e investigar pacientemente. Más allá del
CUERPO está la PERSONA.
Más allá del núcleo está la ENERGÍA Y LA INTELIGENCIA. Realmente en ese más
allá está la CAUSA CAUSORUN de todas las MANIFESTACIONES FÍSICAS del pasado, del
presente y del futuro. Ese más allá son las DIMENSIONES SUPERIORES del espacio que
existen y existirán aunque las gentes digan que creen o que no creen. Invitamos al estudio.
Invitamos a la investigación. Invitamos a abandonar el dogmatismo y el ancestro, porque
pertenecen al pasado.
Ahora estamos en ACUARIO. ACUARIO es la era del CONOCIMIENTO directo. Es la
era del CIENTIFISMO PRACTICO. Ahora viene la REVOLUCIÓN INTERNA. Ya la vida
externa dio sus frutos parciales a la ciencia. Ahora viene el estudio COMPLETO de lo de
adentro y lo de afuera en PERFECTO EQUILIBRIO.
Paz Inverencial.

CAPÍTULO I.- LA MUERTE
Durante el curso de la existencia, diferentes tipos de energía fluyen por el organismo
humano. Cada tipo de energía tiene su propio sistema de acción; cada tipo de energía se
manifiesta a su tiempo. A los dos meses de concepción tenemos la función digestiva, a los
cuatro meses y medio de la concepción se manifiesta la fuerza motriz y muscular, esto va
relacionado con el nacimiento de la función respiratoria y pulmonar. A los diez meses y
medio, el crecimiento, con todos sus maravillosos metabolismos y los tejidos conjuntivos.
Entre los dos y los tres años del niño, se cierra la fontanela frontal de los recién nacidos,
quedando de hecho el sistema cerebro espinal perfectamente formado.
Durante los siete primeros años, se forma la personalidad humana. A los 14 años
aparece la energía personal, fluyendo avasalladoramente por el sistema neuro simpático. A
los 35 años aparece el sexo en su forma trascendental de emoción creadora. Es al llegar a
esta edad cuando podemos fabricar eso que se llama Alma. El hombre normal no tiene Alma,
mejor dicho, todavía NO es hombre ni tiene Alma.
El animal intelectual, falsamente llamado hombre normal, es una máquina controlada
por la legión del "YO"; éste es pluralizado. "Debo leer un libro", dice la función intelectual;
"me voy a un partido de fútbol", dice la función motriz; "tengo hambre, no iré a ninguna
parte", declara la digestión; "prefiero ir a donde una mujer", declara el "yo" pasional, etc., etc.,
etc. Todos estos "YOES" riñen entre sí. El "yo" que hoy jura fidelidad a la Gnosis, es
desplazado por otro que odia a la Gnosis. El "yo" que hoy adora a una mujer es desplazado
después por otro que la aborrece. Sólo fabricando ALMA establecemos un principio
permanente de Conciencia dentro de nosotros mismos. Aquel que tiene Alma vive consciente
después de la muerte. El Alma puede ser creada con la acumulación de energías más
sutiles, que el organismo produce, y su cristalización a través de supremos esfuerzos para
hacerse auto-consciente en forma total y definitiva. Desgraciadamente, el animal intelectual
llamado hombre, gasta torpemente estas energías en apetencias, temores, ira, odio, envidia,
pasiones, celos etc., etc.
Es urgente crear la voluntad consciente; es indispensable someter todos nuestros
pensamientos y actos al JUICIO INTERNO. Sólo así podemos crear eso que se llama Alma.
Necesitamos auto-conocernos profundamente para crear ALMA.
EL RAYO DE LA MUERTE
El Rayo de la Muerte reduce al llamado hombre, a una simple quinta esencia
molecular, así como una tonelada de flores puede reducirse a una simple gota de perfume
esencial. La energía de la muerte, por ser tan fuerte, destruye totalmente el organismo
humano. Es una corriente de tan altísimo voltaje, que inevitablemente destruye el organismo
humano cuando llega a circular por éste. Así como un rayo puede despedazar un árbol, así
también el Rayo de la Muerte reduce a cenizas al cuerpo humano; es el único tipo de energía
que el organismo no puede resistir. Este rayo conecta la muerte con la concepción; los dos
extremos se tocan. Cuando la esencia se desprende del viejo cuerpo, bajo el impacto terrible
del Rayo de la Muerte, se produce una tensión eléctrica tremenda, y una nota clave, cuyo
resultado axiomático es el movimiento y combinación de los GENES determinantes del futuro
cuerpo físico. Así es como los sutiles constituyentes del huevo fecundado, se acomodan en
disposición correspondiente, teniendo como base la tensión eléctrica y la nota clave de la
muerte.
LO QUE CONTINUA
Dos cosas van al sepulcro: la primera es el cuerpo físico, la segunda es la
personalidad humana. Esta última, como ya dijimos, se forma durante los primeros siete años
de la infancia, y se robustece con las experiencias. A veces, la personalidad deambula por el
cementerio; otras sale de su sepulcro cuando sus dolientes la visitan y le llevan flores. Pero,
poco a poco la personalidad se va desintegrando. La personalidad es energética y atómica.
La personalidad es perecedera. No existe ningún mañana para la personalidad del difunto,
ella es mortal.
La personalidad no se reencarna. La personalidad es hija de su tiempo y muere en su
tiempo. Aquella que continúa es la ESENCIA, es decir, el FANTASMA DEL MUERTO. Dentro
de dicho fantasma se desenvuelve el EGO REENCARNANTE el "YO", el MÍ MISMO. Este
último es legión de diablos que continúan. Es falso dividirnos entre dos "yoes", uno de tipo
inferior y otro de tipo superior. El "yo" es LEGIÓN DE DIABLOS, que se desarrollan dentro de
nosotros mismos, eso es todo.
Mucho se habla en la literatura ocultista de un "YO" SUPERIOR, de un "YO" DIVINO,
pero resulta que ese "YO" SUPERIOR no es tal "yo". La SEIDAD DIVINA trasciende de todo
yoismo. Aquello que no tiene nombre profano es el Ser, el Intimo.
La ESENCIA es molecular; la esencia, el fantasma del muerto, vive normalmente en el
mundo molecular, así como en el mundo físico usamos un cuerpo celular, en el mundo
molecular, usamos un cuerpo molecular.
El "Libro Tibetano de los Muertos" dice textualmente lo siguiente: "¡Oh! Noble por
nacimiento... tu cuerpo presente, siendo un cuerpo de deseo... no es un cuerpo de materia
grosera, así que ahora tú tienes el poder de atravesar cualquier masa de rocas, colinas,
peñascos, tierra, casas, y el Monte Meru mismo, sin encontrar obstáculo... Estás ahora
provisto del poder de las acciones milagrosas que, empero, no es el fruto de ningún
Shamadi, sino del poder que viene a ti naturalmente... Tú puedes, instantáneamente, llegar a
cualquier lugar que desees; tienes el poder de llegar allí en el tiempo que un hombre tardaría
en abrir o cerrar la mano. Estos varios poderes de ilusión y de cambio de forma, no los
desees, no lo desees".
EL CUERPO VITAL
En el organismo humano existe un cuerpo TERMO-ELECTRO-MAGNÉTICO. Este es
el Cuerpo Vital. Dicho cuerpo es el asiento de la vida orgánica. Ningún organismo podría vivir
sin el Cuerpo Vital. Cada átomo del Cuerpo Vital penetra dentro de cada átomo del cuerpo
físico para hacerlo vibrar intensamente. Todos los fenómenos químicos, fisiológicos y
biológicos, todo fenómeno de percepción, todo proceso metabólico, toda acción de las
calorías, etc., tienen su base en el Cuerpo Vital. Este cuerpo es, realmente, la sección
superior del cuerpo físico, el cuerpo TETRADIMENSIONAL. En el último instante de la vida,
dicho cuerpo se escapa del organismo físico. El Cuerpo Vital no entra al sepulcro. El Cuerpo
Vital flota cerca del sepulcro, y se va desintegrando lentamente conforme el cadáver se va
desintegrando. Al sepulcro sólo entran el cadáver y la personalidad del fallecido.
El Cuerpo Vital tiene más realidad que el cuerpo físico. Sabemos muy bien, que cada
siete años cambia totalmente el cuerpo físico, y no queda ni un sólo átomo antiguo en dicho
cuerpo. Empero el Cuerpo Vital no cambia. En dicho cuerpo están contenidos todos los
átomos de la niñez, adolescencia, juventud, madurez, vejez y decrepitud. El cuerpo físico
pertenece al mundo de tres dimensiones. El Cuerpo Vital es el cuerpo de la cuarta
dimensión.
LA QUINTA DIMENSIÓN
Los fantasmas de los fallecidos viven en la quinta dimensión, ésta es la ETERNIDAD.
Largo, ancho y alto, forman las tres dimensiones del mundo celular. El tiempo es la cuarta
dimensión; la eternidad, la quinta dimensión; y aquello que está más allá de la eternidad y del
tiempo, corresponde a la sexta dimensión.
Realmente, la liberación comienza en la sexta dimensión, el mundo del Espíritu Divino,
es el mundo ELECTRÓNICO, el mundo de la sexta dimensión. Todo aquel que muere, entra
en la quinta dimensión. La eternidad se abre para devorar a los fallecidos, luego los expulsa
de su seno para regresarlos al mundo del tiempo y de la forma física. Los fallecidos son
expulsados de la eternidad porque todavía no poseen el SER. Sólo quienes poseen el SER
pueden vivir en la eternidad. El SER es el Intimo, el Espíritu. Es necesario trabajar primero
con la materia molecular para fabricar Alma; luego refinar la energía de esta Alma a un grado
más alto, para fabricar Espíritu. Hay que transmutar la materia molecular en electrónica, y
fusionar el átomo, para liberar el fuego sagrado que nos convierte en espíritus divinos.

CAPÍTULO II.- LOS ÁNGELES DE LA MUERTE
La filosofía positivista contemporánea se funda en la existencia de la materia
(materialismo) y de la energía. Mucho es lo que se ha discutido sobre fuerza y materia, pero
éstas continúan, a pesar de todas las especulaciones, siendo la X, Y, desconocidas. Los
secuaces reaccionarios de la filosofía positivista, viven siempre tratando de definir la una por
la otra; es ridículo, espantosamente ridículo, definir lo desconocido por lo desconocido. La
filosofía materialista dice: "Materia es aquello en que se lleva a cabo los cambios llamados
movimientos; y movimientos son aquellos cambios que se llevan a cabo en la materia". Esta
es la identidad de lo desconocido: X=Y, Y=X, total, ignorancia, círculo vicioso, absurdo.
Realmente, nadie ha visto la materia ni la energía. El ser humano sólo percibe
fenómenos, cosas, formas, imágenes, etc., nunca hemos visto la sustancia de las cosas. La
sustancia dada, no es precisamente materia, sino madera, cobre, estaño, piedra, etc.,
tampoco hemos visto jamás, la energía separada del movimiento. Jamás hemos visto la
materia separada de las formas y de los objetos.
Un puñado de tierra tiene una forma definida; una estatua tiene una forma definida; el
planeta Tierra tiene una forma definida, etc., etc., etc.
Realmente, la llamada Materia sólo es un concepto tan abstracto como la belleza, la
bondad, el valor o el trabajo, etc., nadie es capaz de ver la sustancia de las cosas en sí
misma. Nadie conoce la "COSA EN SÍ".
Vemos la imagen física de un hombre, pero no vemos la cosa en sí, el cuerpo en sí del
hombre, sólo desarrollando el sentido espacial podemos ver el cuerpo en sí mismo, la cosa
en sí. El espacio es el vehículo de la mente, y sólo con el sentido del espacio podremos
aprehender la cosa en sí; ésta, es el Cuerpo Vital del hombre. ¿Cuál sería la cosa en sí de
una planta? El Cuerpo Vital de ella; ¿Cuál la cosa en sí de un animal? El Cuerpo Vital del
animal. ¿Cuál la cosa en sí de la Tierra? La Tierra Vital.
El Mundo Vital representa a la Tierra en sí misma. De esta Tierra Vital depende la vida
de todos los organismos. La Tierra Vital se halla en la cuarta dimensión.
El punto en movimiento deja una huella, ésta es la línea, la línea en movimiento deja
una huella, esta es la superficie. La superficie en movimiento se convierte en sólido; y el
sólido en movimiento se convierte en hiper-sólido. Realmente, el hiper-sólido es la cosa en
sí; el hiper-sólido pertenece a la cuarta dimensión. Sólo podemos ver los hiper-sólidos con el
sentido espacial; éste, es superior al sentido temporal. Realmente, el sentido temporal es
sólo la superficie del sentido espacial.
El punto, al salirse de sí mismo, se convierte en línea. La línea, al salirse de sí misma,
se convierte en la superficie; la superficie, al salirse de sí misma, se convierte en sólido. El
sólido, saliéndose de sí mismo, con un movimiento en el espacio, se convierte en hipersólido.
Los hiper-sólidos están contenidos dentro de los cuerpos sólidos. Saliendo el Cuerpo
Vital de dentro de un organismo, éste se desintegra inevitablemente. El Cuerpo Vital
pertenece a la cuarta dimensión, y la esencia humana a la quinta dimensión.
Los ángeles que rigen los procesos de la concepción, viven normalmente en la cuarta
dimensión, y los que gobiernan la muerte en la quinta dimensión. Los primeros conectan al
EGO con el ZOOSPERMO, los segundos rompen la conexión que existe entre el EGO y el
cuerpo físico.
Los Ángeles de la Muerte son, en sí mismos, hombres perfectos; es muy amarga la
pérdida de un ser querido, y parecería como si los Ángeles de la Muerte fuesen demasiado
crueles, pero ellos realmente no lo son, aún cuando parezca increíble. Los Ángeles de la
Muerte trabajan de acuerdo con la Ley, con suprema sabiduría y muchísimo amor y caridad.
Esto sólo lo podemos entender claramente cuando nos identificamos con ellos en el mundo
molecular y en el mundo electrónico.
Los Ángeles de la Vida le dan al ser humano un cuerpo Vital para que pueda vivir. Los
Ángeles de la Muerte le quitan al ser humano la vida. Esto lo hacen cortando el Cordón de
Plata; dicho cordón se corresponde con el cordón umbilical y es séptuple en su interna
constitución íntima. Los Ángeles de la Vida conectan el cuerpo molecular de los
desencarnados con el zoospermo. Así, éstos vuelven a tener un nuevo cuerpo. Realmente, el
Cordón de Plata es el hilo de la vida que los Ángeles de la Muerte rompen en su día y en su
hora de acuerdo con la ley del destino. Este hilo maravilloso pertenece a las dimensiones
superiores del espacio, y sólo puede ser visto con el sentido espacial.
Los moribundos suelen ver al Ángel de la Muerte como una figura esquelética
espectral bastante horrible. Realmente, lo que sucede es que éste se revístese con el traje
que corresponde a su oficio. En la vida práctica, el policía viste su uniforme, el médico su
bata blanca, el juez su toga, el sacerdote su hábito religioso, etc. Las vestiduras funerales y
la esquelética figura de los Ángeles de la Muerte, horrorizan a aquellos que todavía no han
despertado la Conciencia. Los símbolos funerales de los ángeles de la muerte son: la hoz
que siega vidas, la calavera de la muerte, el búho, la lechuza, etc. Fuera de su trabajo, la
apariencia de los Ángeles de la Muerte es la de hermosos niños, sublimes doncellas,
venerables maestros, etc., etc., etc.
Los Ángeles de la Muerte están escalonados en forma de jerarquías. Entre ellos hay
grados y grados, escalas y escalas, etc.
Los Ángeles de la Muerte tienen sus templos en el mundo molecular, también tienen
sus Escuelas, Palacios y Bibliotecas. Allá, en la inmensidad del gran océano de la vida,
existe un palacio funeral donde tiene su morada uno de los genios principales de la muerte;
su rostro es como el de una doncella inefable, y su cuerpo como el de un varón terrible. Este
SER MARAVILLOSO usa un cuerpo electrónico totalmente andrógino. Este Ser es un
ANDRÓGINO DIVINO; bajo su dirección trabajan millares de Ángeles de la Muerte; en su
biblioteca existen millares de volúmenes moleculares donde están escritos los nombres y
datos kármicos de todos aquellos que deben morir, cada cual a su día y a su hora, de
acuerdo con la ley del destino. La ciencia de la muerte es terriblemente divina.
El animal intelectual falsamente llamado hombre, muere inconscientemente y nace
inconscientemente, y así marcha ciego desde la cuna hasta el sepulcro sin saber de donde
viene ni para donde va. Cuando fabricamos Alma despertamos Conciencia, y sólo entonces
nos hacemos conscientes de los misterios de la vida y de la muerte. Todo hombre con Alma
puede negociar con los Ángeles de la Muerte y desencarnar a voluntad, de acuerdo con sus
necesidades. Esto significa poder alargar la vida, si así se considera necesario para realizar
o terminar alguna labor en el mundo físico.
Quienes se han transfigurado en el mundo electrónico, quienes ya poseen un cuerpo
electrónico por haber fabricado un Espíritu, pueden mandar a los Ángeles de la Muerte y
conservar cuerpo físico durante millones de años. Estos son los grandes salvadores de la
humanidad, los grandes rectores del mundo. Recordemos el Rey del Mundo, citado por
Ossendowski en su libro titulado «Bestias, hombres y dioses». Este gran Ser vive en Agharti,
y posee un cuerpo de edad indescifrable. A éste gran Ser lo mencionan antiquísimas
escrituras religiosas. Recordaremos a SANAT KUMARÁ, el anciano de los días, el gran
inmolado, el fundador del Colegio de Iniciados de la Gran Logia Blanca. Dicho adepto vive en
el desierto de Gobi, en un oasis solitario. El cuerpo de este gran Ser tiene una edad de más
de dieciocho millones de años. En su compañía residen, en el mismo oasis, un grupo de
Adeptos con cuerpos lemures inmortales. Todos estos Adeptos viajan con su cuerpo físico
por entre las dimensiones superiores del espacio. Ellos tienen el poder de tele-transportarse
con su cuerpo físico por entre la cuarta o quinta dimensión. Todos ellos ejercen poder sobre
los Ángeles de la Muerte. Ellos son Adeptos de los misterios de la vida y de la muerte. Todos
ellos tuvieron que trabajar con el Gran Arcano.

CAPÍTULO III.- LOS TRIBUNALES DEL KARMA
El «Libro Tibetano de los Muertos» dice: "Has estado en un desmayo durante los
últimos tres días y medio. Tan pronto como te recobres de este desmayo, tendrás el
pensamiento" ¿Qué ha pasado? Pues en ese momento, todo el Samsara (Universo
fenoménico) estará en revolución.
El ingreso a los mundos electrónicos y moleculares, en el momento de la muerte, es
una prueba tremenda para la Conciencia del hombre. El «Libro Tibetano de los Muertos»
asegura que todos los hombres caen, en el momento de la muerte, en un desmayo que dura
tres días y medio. Max Heindel, Rudolf Steiner y muchísimos otros autores, sostienen que
durante esos tres días y medio el Ego desencarnado ve pasar toda su vida en forma de
imágenes y en orden retrospectivo. Aseguran dichos autores que estos recuerdos se hallan
contenidos en el Cuerpo Vital. Esto es cierto, pero sólo es una parte de la verdad. Las
imágenes y recuerdos contenidos en el Cuerpo Vital, y su visión retrospectiva, sólo es
repetición automática de algo semejante en el mundo electrónico.
En el momento de la muerte, y durante los tres días y medio siguientes a la muerte,
nuestra Conciencia y nuestro juicio interno son liberados por la descarga electrónica.
Entonces vemos pasar toda nuestra vida en forma retrospectiva. La descarga es tan fuerte
que el hombre cae después en un estado de coma y de sueños incoherentes. Sólo aquellos
que poseen eso que se llama Alma pueden resistir la descarga electrónica sin perder la
Conciencia.
Pasados los tres días y medio, la esencia entra en un estado de conciencia de tipo
lunar. En el momento de la muerte, REVIVIMOS la vida en forma retrospectiva, bajo la
descarga electrónica, pero en forma muy rápida y terrible. En el mundo molecular volvemos a
revivir nuestra vida que acaba de pasar en forma mucho más lenta, porque el tiempo en el
mundo molecular es más lento que en el mundo electrónico.
Bajo la influencia lunar revivimos nuestra vida desde la ancianidad hasta la niñez y
nacimiento. Los desencarnados visitan entonces aquellos lugares con los cuales se
relacionaron, reviven cada escena de su vida, dicen y hacen lo mismo que hicieron, sintiendo
alegría por las buenas obras y profundo dolor moral por las malas.
Terminado el trabajo retrospectivo, es claro que tenemos plena conciencia del
resultado final de la vida que acaba de pasar. Es entonces y sólo entonces cuando todo
aquel que no esté definitivamente perdido, toma la decisión de enmendar sus errores y pagar
lo que debe. Sólo los completamente perdidos no responden a los impactos terribles de los
mundos molecular y electrónico. Realmente, esos seres ya están tan materializados, que de
hecho retornan al mundo mineral; éste es el infierno cristiano, AMMIT el monstruo egipcio
devorador de los muertos con sus gigantescas mandíbulas de cocodrilo; el devorador de los
corazones, el buitre cósmico que consume los desechos o despojos de la humanidad, el
Averno romano, el Avitchi Indostaní, etc.
Todos los planos de existencia cósmica mencionados por la teosofía, pueden ser
perfectamente sintetizados en cuatro regiones: Infierno, Tierra, Paraíso y Cielo. Es decir,
Mundo Mineral, Mundo Celular, Mundo Molecular y Mundo Electrónico.
El Juicio Final es el que decide la suerte de los desencarnados. Terminado el trabajo
retrospectivo, tenemos que presentarnos ante los Tribunales del Karma. En dichos
tribunales, tenemos que responder de nuestros cargos; la sentencia de los jueces es
definitiva. Realmente, no es exacto afirmar que todos los seres pasan a las regiones del
Paraíso o a los estados de felicidad de tipo celestial después del juicio. Realmente, sólo
pasan a las regiones inefables mencionadas por la teosofía, una pequeña minoría de seres.
El Juicio Final divide a los desencarnados en tres grupos:
1. Los que se reencarnan inmediatamente.
2. Los que suben a los estados paradisíacos y celestes, y los que se reencarnan
mucho tiempo después.
3. Los que entran al Reino Mineral (Infernus).

CAPÍTULO IV.- LOS CUATRO CÍRCULOS
Nuestro Sistema Solar es un cuerpo completo con cuatro círculos completos. La
circunferencia de cada uno de los círculos tiene su respectivo patrón de tiempo.
El círculo de la región mineral, llamado Infierno o Avitchi, etc., tiene una escala de
tiempo que va de 80.000, 8.000, 800 y 80 años, tiempo terriblemente lento, muy apropiado
para todos esos procesos minerales que se realizan dentro de la corteza terrestre, en aquel
reino llamado Infierno o Avitchi.
El círculo de la vida celular, es decir, la vida tal como la conocemos, con nuestro
cuerpo celular se extiende de 80 años a 1 mes, y dentro de este tiempo se desenvuelven
normalmente los organismos que viven en la superficie de la tierra.
El círculo de la vida molecular se extiende de 1 mes a 40 minutos, y mide todos los
fenómenos y sucesos del mundo molecular.
El mundo molecular es la región o las regiones de la atmósfera, el PARAÍSO de todas
las religiones. El círculo de la vida electrónica oscila entre 40 minutos y dos segundos y
medio; éste es tiempo de regiones celestes con el cual se miden fenómenos de la luz y
acontecimientos solares.
AVITCHI (Reino Mineral)
La región infernal del Avitchi está dentro de las capas minerales de la tierra. El Avitchi
está por debajo de los límites de la percepción sensorial externa.
El Avitchi corresponde a las mas densas regiones minerales. El Avitchi no podría
jamás ser descubierto con los sentidos físicos, porque pertenece a las regiones de la Ultra. El
Avitchi tiene 7 regiones terriblemente densas.
El Avitchi está simbolizado por los infiernos de las grandes religiones. Infierno viene de
infernus, región inferior. Infiernos atómicos de la naturaleza, éstos son los mundos
sumergidos situados dentro del interior de la Tierra.
Cuando un ser humano se ha vuelto demasiado materialista, demasiado perverso,
entonces, después del juicio, entra en el Avitchi. El «Libro Tibetano de los Muertos» dice: "Al
caer ahí tendrás que sufrir padecimientos insoportables, y donde no hay tiempo cierto de
escapar".
Aquellos que en cada reencarnación se volvieron más y más densos y malvados,
terminan por entrar en el reino que les es afín.
Este es el reino de las rocas, donde viven los restos fósiles petrificados de los que
fueron criaturas vivas, estas son las gentes de corazón de piedra, corazón de pedernal, etc.
Estas gentes ya no responden a ningún tipo de castigo, y cada vez que se reencarnan
lo único que hacen es trabajar en el mal y para el mal. Aman el mal por amor al mismo mal,
por la persistencia en el crimen, por su exagerado materialismo, se han hecho, en alguna
forma, minerales, han entrado en el reino mineral dispuestos a correr la misma suerte del
mineral.
Este es el crisol de fundición cuyo propósito es liberar una fracción del principio
causal, la materia prima, el producto psíquico, especie de embrión de Alma encerrado dentro
del FANTASMA DIABÓLICO MINERALIZADO.
En el Avitchi involucionan, en el tiempo, los perdidos; del estado humano pasan,
involucionando, hasta el estado animal, regresan luego al reino vegetal, y por último al
mineral. Después, se desintegran se reducen a polvareda cósmica.
Cuando estos tenebrosos se desintegran, algo se escapa hacia adentro y hacia arriba;
ese que se escapa es el embrión para el Alma, la materia prima que regresa al mundo del
Espíritu. Recordemos la visión de ER, que dice así: "Y dijo que todas, conforme llegaban, se
volvían con alegría hacia la pradera y acampaban ahí como en una congregación... y así
discutían entre ellas -algunas gimiendo y llorando, cuando recordaban todas las cosas
terribles que habían sufrido y visto en su viaje debajo de la tierra- decían que su viaje había
sido de mil años..." (pues de acuerdo con el número de errores que cada hombre había
cometido y el número de aquellos a quienes había hecho daño, sufría un castigo por todo,
sucesivamente, diez veces por cada uno). "Ahora bien, cada cien años pagaban, pues cien
años se cuentan como la vida de un hombre, y así sucedía que el precio del obrar mal se
pagaba diez veces".
LA REGIÓN CELULAR
La reencarnación de la esencia humana empieza por la concepción. Es maravilloso el
trío que inicia nuestra vida: concepción, gestación, nacimiento. Resulta asombroso pensar
que el hombre comienza como una célula, sujeto al veloz tiempo de las células y viviendo en
el mundo de las células.
Es extraordinario saber que después de unos ochenta años termina su vida humana,
sobrecargado de recuerdos. Los procesos internos que inician la concepción son
tremendamente veloces, pero conforme transcurre el tiempo, éste último se va volviendo más
lento. Todos los procesos orgánicos se hacen más lentos.
Realmente existe la relatividad del tiempo, la gestación humana dura 10 meses
lunares; La infancia 100 meses lunares; La vida, poco más o menos, 1000 meses lunares. La
huella Electro-Magnética que deja la vida de un hombre en el instante de la muerte, se
imprime tremendamente en la concepción del feto.
El sendero de la vida está formado con las huellas de los cascos del caballo de la
muerte. Muerte, juicio y concepción, constituyen un trío perfecto.
"En el momento de la muerte -dice una doctrina tibetana- los cuatro sonidos llamados
“sonidos que inspiran terror sagrado”, se escuchan así: el de la fuerza vital del elemento
tierra, un sonido como el derrumbamiento de una montaña; el de la fuerza vital del elemento
agua, un sonido como el de las olas del océano; el de la fuerza vital del elemento fuego, un
sonido como el del incendio de una selva; el de la fuerza vital del elemento aire, un sonido
como el de mil truenos reverberando simultáneamente. El lugar donde uno se refugia,
huyendo de estos ruidos, es la matriz".
Cuando el zoospermo se une con el huevo, comienza la gestación. La célula con la
cual comienza la vida humana, contiene 48 cromosomas. Esto nos habla claro de las 48
leyes que rigen el organismo humano.
Existen 48 controles que regulan el organismo humano. Los cromosomas se dividen
en genes; un centenar, o algo más, constituyen un cromosoma. La total constitución del
organismo humano está determinada por los genes.
Los genes son muy difíciles de estudiar porque están constituidos por pocas
moléculas; vibran rápidamente y vienen a constituir una zona intermedia entre el mundo
molecular y el mundo celular.
Estos genes se mueven y combinan bajo las ondas radioactivas que emite el
moribundo en los últimos instantes. Así, el nuevo cuerpo físico es el resultado exacto de
nuestra pasada reencarnación. El fiel instrumento de nuestro Karma.
La vida de cada ser humano en el mundo físico, es una repetición de la pasada vida
más sus consecuencias buenas y malas. El tiempo es redondo, y los acontecimientos se
repiten, cada cual en su día y en su hora. Esa es la Ley de RECURRENCIA. Todo vuelve a
ocurrir tal y como sucedió, pero con sus consecuencias, tanto buenas como malas. Esa es la
Ley del Karma, la ley de acción y consecuencia.
Realmente, la repetición automática de hechos, tiene por objeto hacernos conscientes
de nuestros propios errores, esa es la ley. Desgraciadamente ya nada podemos hacer. Todo
se repite en su tiempo y en su hora conforme giran las manecillas del reloj. Para cambiar las
circunstancias externas, tenemos nosotros que cambiar primero internamente. Sólo podemos
cambiar internamente fabricando Alma y Espíritu, es decir, poseyendo el Ser. Sólo el Ser
puede hacer.
Sólo el Ser puede cambiar todas las cosas. Quien quiera poseer el Ser tiene que
transmutar sus energías sexuales, volitivas, emocionales, mentales, pasionales, motrices,
sentimentales, etc.
Tenemos que transmutar el plomo de nuestra personalidad en el oro del espíritu:
tenemos que transmutar los metales viles, es decir, nuestros defectos, en el oro más puro del
Espíritu, sólo así poseeremos ALMA Y ESPÍRITU. Es necesario que muera el "YO"
PLURALIZADO.
Es urgente que nazca dentro de nosotros el SER. La vida en el mundo celular es una
tremenda repetición de sucesos, y sólo disolviendo el "YO" a base suprema COMPRENSIÓN
Y SANTIDAD, y fabricando ALMA Y ESPÍRITU, podemos liberarnos de esta trágica rueda de
la fatalidad. Este es un círculo vicioso horrible, esta es la rueda del SAMSARA.
LA REGIÓN MOLECULAR
La leyenda de Zoroastro dice: "Todo aquel cuyas buenas obras excedan en tres
gramos a su pecado, va al cielo; todo aquel cuyo pecado es mayor, al infierno; en tanto que
aquel en el que ambos sean iguales, permanece en el Hamistikan hasta el cuerpo futuro o
resurrección".
La región molecular es la región del Paraíso. Aquellos seres que sufrieron mucho en la
vida y que fueron relativamente muy buenos en la vida, se sumergen en la felicidad del
mundo molecular antes de volver a tomar un nuevo cuerpo físico. Las regiones moleculares
están saturadas de felicidad. Las esencias humanas, en ausencia del "YO" PLURALIZADO,
gozan en esas regiones inefables.
Los EGOS de esas ESENCIAS, es decir, los "YOES", permanecen entre tanto en el
umbral del misterio aguardando la nueva reencarnación. En ausencia del "yo", las esencias
se desenvuelven felices en el Paraíso. Esos seres usan cuerpo molecular. Quienes poseen
el ASTRAL CRISTO, resplandecen de gloria y son todavía más felices en el Paraíso. Dicho
cuerpo sólo reside en estado germinal dentro de su semilla sexual, pero germina, nace
cuando el iniciado conoce los misterios del sexo. El ASTRAL CRISTO es un cuerpo
maravilloso. Las personas que poseen ese cuerpo son verdaderamente inmortales, pues
jamás pierden la Conciencia.
El Paraíso, por ser molecular, penetra y compenetra toda la atmósfera terrestre,
estando relacionado muy especialmente con la IONOSFERA que se encuentra a sesenta
millas por encima de la superficie terrestre. Esa región es especialmente muy pura. Los
astronautas, aún cuando viajan por esta zona, jamás podrán descubrir el Paraíso con los
sentidos físicos. Sólo con el sentido espacial podemos ver el Paraíso. El Movimiento
Gnóstico enseña diversas técnicas científicas para abrir el sentido espacial.
La región molecular tiene distintos países inefables. Estos son los planos y sub-planos
de que hablan Teósofos y Rosacruces. En esas regiones de dichas sin límites, viven
dichosos los desencarnados hasta que su tiempo se agota. El amanecer, el día, la tarde y la
noche; la infancia, la adolescencia, la madurez y la senectud, gobiernan todo el cosmos, y
hasta aquellos que desencarnan están sometidos a esta ley, a su tiempo, esos seres
dichosos tienen que volver a la reencarnación.
Todo lo que ven los desencarnados está dentro de su propia mente. Los estados
devakánicos de que hablan los libros teosóficos y rosacruces, así lo aseguran. El estado de
inconsciencia en que caen los desencarnados bajo el choque electrónico, es algo muy
lamentable, porque aún cuando éstos gozan con la dicha de las regiones moleculares, no
están suficientemente conscientes como lo estaría un Adepto de la Logia Blanca. Sólo
quienes han adquirido Alma viven conscientes de las Regiones Superiores del Universo.
Los desencarnados comunes y corrientes, proyectan en la atmósfera molecular sus
propios anhelos y aspiraciones, y sueñan con ellos viviendo en perfecta felicidad. Los
Adeptos no sueñan porque despertaron la Conciencia, y viven dedicados en esta región a
trabajar, de acuerdo con las grandes Leyes Cósmicas, en el laboratorio de la Naturaleza.
Esto no significa que los desencarnados no gocen con el paisaje o los paisajes en el Paraíso.
Naturalmente ellos son infinitamente felices con su ambiente de felicidad.
El «Libro Egipcio de los Muertos» y el libro «El Arte de Morir» de los tiempos
medievales, le enseñan la preparación para la muerte. Los hombres dedicados únicamente a
las cosas materiales, no tendrán la dicha de experimentar la felicidad del Mundo Electrónico,
debido al estado de inconsciencia en que caen. Cuando esas gentes viven en el Mundo
Molecular, pasan allí sus vacaciones soñando, beben en la fuente del olvido y sueñan
deliciosamente. El cuerpo molecular es microscopio y telescopio a la vez. Con ese cuerpo
podemos ver lo infinitamente pequeño y lo infinitamente grande. En el Paraíso, los
desencarnados participan de la naturaleza íntima de todo lo creado, penetrando en el
corazón de todo lo existente. Es mejor conocer las cosas por penetración, en vez de por
percepción externa. La vida en el Paraíso sería mejor si el desencarnado no proyectara en el
mundo molecular su propio escenario. Allí, cada cual proyecta en la atmósfera imágenes de
su propia mente.
EL MUNDO ELECTRÓNICO
El Mundo Electrónico es el mundo Solar de la luz, el mundo del Espíritu.
Quienes tienen Espíritu, quienes poseen un cuerpo electrónico, ejercen poder sobre
los mundos molecular, celular y mineral. Quienes poseen cuerpo electrónico, están en
condiciones de ayudar a sus discípulos a crear sus propias Almas. Todo verdadero instructor
enseña a sus discípulos a crear Alma. Todo hombre con Alma es un verdadero reformador.
El hombre con Alma puede ayudar a sus discípulos enseñándoles la teoría de la adquisición
de su Alma. Pero sólo un hombre que tenga un cuerpo electrónico, podrá trabajar con esos
embriones de Almas en la misma forma en que un hombre con cuerpo celular puede trabajar
con los minerales de la tierra.
Se han exagerado ciertas afirmaciones que dicen que el ser humano tiene Alma y
Espíritu. Realmente dentro de la esencia humana existe una fracción del Ser Causal, pero
esa fracción sólo es la Materia Prima que la vida nos ha dado para fabricar ALMA.
Quien fabrica Alma se fusiona con la Gran Alma Universal. Quien fabrica Espíritu se
une con el Espíritu Universal de Vida. "Porque a cualquiera que tuviere, le será dado y tendrá
más; y al que no tuviere, aún lo que tiene le será quitado". "Y al siervo inútil echadle en las
tinieblas de afuera. Allí será el lloro y el crujir de dientes" (Mateo Cap. 25 Vers. 29-30).
La dicha de la esencia humana en el Mundo Electrónico, después de la muerte, es
muy pasajera porque el ser humano no está todavía preparado para vivir continuamente en
esa región solar.
Existen escuelas para la creación de Alma, y también existen escuelas de
regeneración sexual para la creación del Espíritu. La Escuela Gnóstica Rosacruz es templo y
escuela a la vez. El Movimiento Gnóstico está íntimamente unido a la auténtica y legítima
escuela Rosacruz, que sólo existe en los mundos superiores. Nuestro Movimiento Gnóstico
Cristiano Universal enseña el camino real de la Regeneración. Nuestra Escuela enseña a
crear Alma y Espíritu. Nuestro Movimiento está iniciando la Nueva Era Acuaria entre el
augusto tronar del pensamiento.
El Mundo Electrónico es maravilloso. En el mundo Molecular la luz y el sonido se
difunden 100 veces más rápido que en la región celular, pero en la región electrónica, viaja
instantáneamente no a lo largo de una línea como en la región celular, ni por un área como el
olor sino a través de un volumen de espacio y siendo independiente de toda atmósfera puede
viajar al sol en siete minutos.
En el Mundo Electrónico somos Luz y vivimos en todas las cosas. Allí vivenciamos
tremendamente la realidad de la UNIDAD de la vida. Los cuerpos electrónicos se mueven
libremente con la Gran Luz en el Espacio Divinal. La conciencia humana, vestida con su
cuerpo electrónico, incluye, dentro de sí misma, la vida y la conciencia de todos los seres del
Universo. Esto es el Yoga, la unión con Dios.
Todo aquel que adquiera Espíritu, tiene que vivir el DRAMA DEL CRISTO INTERNO,
en su vida práctica, en su hogar, en su pueblo, entre sus gentes. Este es un drama cósmico
que existe desde antes de la venida de Jesús. La esencia del drama, su evento principal, es
la muerte del Iniciado y su entrega suprema al Padre. Este acontecimiento se sucede entre
rayos, truenos y grandes terremotos.
La transfiguración del personaje principal al mundo electrónico, la adquisición de
Espíritu, es algo grandioso y terriblemente divino. En esos instantes, la fuerza electrónica se
desplaza, y la fractura vertical a través de todos los planos de la conciencia cósmica, abren,
por un momento, los mundos internos a la percepción ordinaria del hombre de la calle,
común y corriente. Entonces se producen todas las cosas maravillosas que narran los
Evangelios cuando Jesús expiró en la Cruz. Tiembla la tierra, se abren los sepulcros,
resucitan los Santos y todos exclaman: ¡Verdaderamente, éste es el Hijo de Dios!

miércoles, 21 de diciembre de 2011

HISTORIA DE AMOR VAMPIRICO.

El visitante nocturno. 
-El visitante nocturno-.


Un rumor apagado subía desde las olas. Sólo aquel murmullo hizo que la noche fuese distinta a las demás. Otra vuelta a casa. Calle de oscuridades danzantes. Charcos de luz lamiendo las sombras adoquinadas. Ella volvía de alguna parte, de cualquier parte.

El mar, invisible desde el camino, se cernía sobre ella como una promesa: reflejo de ondulaciones acuáticas en el cielo. Las pisadas perdieron su esencia mecánica. Apretó el paso. Una inquietud irracional creció en su imaginación, llenando el camino de multiformes visiones fantásticas. Una ráfaga fría cruzó por su rostro. Curioso juego. Hasta le pareció que un par de alas negras vibraban en el aire.

Llegó a casa.

Su piel se llenó de tibiezas. El rumor de las olas enmudeció.

Su cabeza se vació de espectros. No obstante, la casa estaba distinta. Algo sutil, incorpóreo, parecía agitarse entre los muros silenciosos.

Música. Sí, música. Nada mejor que la triste melodía de una balada para ahogar la sensación opresiva, dulcemente aterradora, de no estar sola.

Aquel libro sobre el estante de madera escupía promesas de Nunca Más. Un cuervo perseverante, plutónico -según ella lo recordaba- alisaba sus plumas siniestras sobre el busto de Palas.

Pero una nueva ola cálida recorrió su piel, como si la música y el recuerdo equívoco de aquel cuervo petrificado la cobijasen. Se sentó. El sonido de un vehículo en la calle la aisló todavía más. La suave melodía se sostuvo en el aire, apenas un instante, y luego calló.

Los rincones susurraban.

-Piensa en mi. -dijo en voz alta- Está pensando en mi...

Se sobresaltó al escucharse. Los ecos reverberaron entre los muebles. Entonces lo supo, con la misma claridad absurda de las certezas oníricas: Él estaba ahí.

Se acostó. El ocre de las sábanas la entibió. Un par de alas imaginarias rascaban los cristales. Luego, una silueta vaporosa se alzó a los pies de la cama. El resto de la habitación pareció fundirse en esa negrura, como si los pálidos reflejos lunares fuesen absorbidos por ella.

-Piensa en mi. -repitió.

La figura se inclinó hacia adelante. Ella se estremeció. Toda su piel degustaba una especie de anticipación febril; como el gesto resignado de una presa voluntaria. Se supo altar y ofrenda de viejas fantasías inconclusas.

Allá lejos, al mar continuaba debatiendo con las nubes. Las baladas se quebraron, estallaron en mil pedazos hechos de cristal, mientras un suave y cálido aliento comenzaba a recorrerla, a saborear cada pequeño resquicio de sus ondulaciones. Antes de hundirse definitivamente en la locura, ella pensó en un parque de flores de hierro; en un funeral de hadas al que jamás asistiría. Entonces llegó el ocaso. Una caricia crepuscular se derramó sobre ella, dentro de ella. Él sacrificó toda clase de ofrendas táctiles sobre su vientre. Un remolino intraducible de balbuceos, declaraciones insensatas y ternuras dentales incrustadas entre los omóplatos flotaron sobre ambos. Se perdieron uno en el otro; y juntos se reencontraron.

Nunca más. -pensó ella.

-Nunca más. -dijo la figura.

La noche se rasgó en pequeños matices dorados. Ella cerró los ojos, mientras la vida se filtraba gota a gota sobre las sábanas. Las sombras huían, atormentadas, hacia los rincones de la habitación.

Nunca más.

Se aferró a ese pensamiento terrible y esperanzador: Nunca más. Y nunca, nunca más volvió a escuchar el premonitorio llanto del mar sin estremecerse.

HISTORIA DEL LIBRO DE LOS VAMPIROS

El Libro de los Vampiros.

Varios de ustedes ya deben estar enterados del caso, especialmente aquellos que viven en Buenos Aires y en los pueblos circundantes. Para mí, lo mórbido del asunto radica en que yo conocí personalmente a Franco, y nunca, ni en mis sueños más exaltados, pude imaginar que en su alma se agitasen semejantes fantasmas.
Para quien tenga la voluntad de hacerlo dejo a continuación algunas de las notas que pude copiar de los originales, los cuales están en poder de la policía, naturalmente. Fue una tarea difícil traducir los garabatos de Franco, ya que es evidente que cuando los escribió ya padecía de severas alucinaciones.
Aquí está el Diario de los últimos días de mi amigo.


Jueves. Noche.

El silencio era mi compañía, y los libros, claro; siempre los libros.
Mi felicidad adquiere muy pocas formas, y una de ellas es la lectura. Supongo que en un mundo como el nuestro, cada vez menos gente siente ese cariño por los libros, y no hablo de la lectura en su totalidad; generalidad inconcebible que abarca hasta las indicaciones de un prosaico jabón en polvo, sino de la lectura de libros, del libro como rostro de la felicidad.

Hace algunos años heredé la biblioteca de mi abuelo, el cual poseía algunas primeras ediciones, nada demasiado notable, me temo; pero en cuya inmensidad me había sumergido durante mis primeras exploraciones literarias.

Recibí los textos en mi hogar, y pronto comencé a deambular por aquellos parajes conocidos, que sin embargo habían adquirido con los años algunos matices nuevos, tersuras que no había sospechado en mi juventud. Así fue como dí con el Libro de los Vampiros.

Estoy seguro que el abuelo lo adquirió en los años posteriores a mi partida, ya que de otra manera lo hubiese reconocido: Lomo negro, cinco anillos, cuero de Tesalia, oscuro y duro como la cima del Parnaso, y en la tapa, un rostro, la viva imagen de mis pesadillas.

Esperaré al fin de semana para estudiarlo, no quiero que nada importune ese momento de profunda intimidad que es la lectura. El sólo pensar en devanar sus páginas me produce un vértigo casi patológico; casi me atrevo a afirmar que la aguda puntada que siento en el estómago, es producto del placer anticipado de su lectura.


Viernes. Crepúsculo.

Me senté frente al libro, con una taza de café y un bloc de notas para ir desgranando mis observaciones, tarea en la que suelo dar algunos atisbos de astucia mal encauzada. Nada, ni siquiera la lectura de los más abominables grimorios medievales, iban a prepararme para los horrores que contemplé en sus páginas.

La primera página impresa contenía unos caracteres que no me resultaron extraños, eran abreviaturas, pero no del latín vulgar, como suele ocurrir en estos casos, sino de un dialecto, muy utilizado por los monjes italianos del siglo XII para comunicarse con los copistas enviados por los países nórdicos, pero poco conocido en las escrituras encriptadas de siglos posteriores, llamado la Teufalia.

En esta página se hacían ciertas advertencias al lector, sobre cómo se debía actuar en caso de caer en las manos del clero, o aún peor, en las de su brazo armado, la Santa Inquisición.

La primera prueba impuesta al iniciado era el desarraigo de las cuestiones mundanas, razón por la cual, se imponía como prueba de valor realizar un crimen, cuyas particularidades consistían en estirar el sufrimiento de la víctima hasta los límites del infierno. Mis ojos no daban crédito a lo que veían: allí se daban instrucciones precisas sobre como dilatar las agonías del envenenamiento durante años, incluso décadas.

¿Qué macabra voluntad es capaz de contemplar los horribles estertores durante años, los gritos lastimeros, agónicos, y sin embargo seguir suministrando a la víctima las dósis necesarias para que sufra indeciblemente, pero negándole el placer de una capitulación?

La sola lectura de ese texto diabólico era nauseabunda en extremo, de sus páginas se desprendían las más horribles pesadillas que un hombre puede concebir. De todas maneras, y pido perdón a Dios por ello, sus hedores tenían algo de narcótico, algo persuasivo que impulsaba hacia adelante, a seguir sin importar qué nuevas formas del horror nos depararían las siguientes páginas.
Ya bien entrada la madrugada, cerré el libro, agotado, con un agudo palpitar en el estómago.


Sábado. Alguna hora de la Oscuridad.

No sé que extraña fuerza me atenaza, pero no pude tocar el libro mientras el sol estaba alto en el cielo. Supongo que debo estar ciertamente sugestionado, y no es para menos. No sé qué me atemoriza más, si mi atracción hacia el manuscrito, o mi absoluta ausencia de pesadillas durante la noche posterior a su lectura.
Los dolores de estómago ceden durante la lectura del texto.

Comencé la lectura en esa hora incierta que precede a la aurora.
En los nuevos capítulos anidan nuevos fantasmas. Al parecer, el manuscrito es, después de todo, una versión de un grimorio desaparecido, posiblemente relacionado con el Códex Seraphinianus, pero anterior al Petit Albert. Ya se vislumbra la sombra de los vampiros, sus indicaciones son precisas, quirúrgicas. Cada vez me convenzo más de que ninguna mano humana ha podido esgrimir semejante lienzo de espantos.
No. La Respuesta hay que buscarla en otro lado.

La segunda parte de la iniciación consiste en la profanación de tumbas, tarea atroz que es descrita con toda minuciosidad.
Es necesaria la carne impura de un pariente de sangre para realizar el ritual, cuya lectura pretendo finalizar antes de mañana.


Domingo. Noche.

La verdad me ha iluminado con un resplandor cegador. Las últimas páginas hablan de pasión, de sangre; hablan del despertar a una nueva realidad.
Tiene que ser cierto. Todo es demasiado coherente para enmascarar un fraude. El abuelo bien lo sabía, y la abuela...bueno, la abuela ha sido un elemento necesario, vital, de la Gran Obra.

Dejo un breve fragmento para que entiendas, Sebastián, que las palabras no son frías expresiones de la mente humana, sino de algo más:

"...Así como el Salvador vierte su sangre divina para purificar al mundo, nosotros vertimos la nuestra para concebir a nuestros hermanos; y Él, hijo del cielo, que convirtió a los hombres en sagrados mediante su sacrificio, nosotros, os santificamos con nuestro sublime amor, cuya naturaleza consiste en alejar a los hombres de las garras de la fe. No huiremos, ni rehusaremos de nuestra esencia. Nuestro señorío permanece en las sombras, más no nos ocultamos, vivimos entre el ganado, entre el latir de vuestros corazones, entre las revoluciones que se agitan en vuestras venas, cáliz de vuestros espíritus efímeros e informes. Escuchad nuestro llamado y abrid los ojos a la Noche Eterna, nuestra tierna Madre os espera para arroparos con su manto de sutil ternura, de caricias que no conocen la vergüenza. Escuchad nuestro susurro en las cortinas de la habitación, en el viento que agita los árboles, en la sombra furtiva que se escapa a vuestros ojos, pero que palpita en vuestros espíritus con la intensidad de la realidad más tangible. Escuchad el llamado, Ella os espera..."

El cementerio está cerca...la piel que envuelve este cuerpo humano pronto será un velo para la otra naturaleza, aquella que palpita en mis venas con una pulsión irrefrenable.

No hay nada más para escribir, no tengo palabras, Sebastián, no hay herramientas en ninguna lengua humana que puedan expresar este fuego en los labios, esta necesidad de vida, de sentir el terciopelo de un ignoto cuello estallar bajo mis colmillos.

Me despido, el Libro es tuyo, para quemarlo...o para leerlo, y unirte a nosotros.
Tu Amigo, Franco.

El resto pertenece a las noticias policiales, las cuales han dedicado algunas líneas a esta pequeña tragedia, y nada más. El mundo jamás se sacia de horrores.

Para completar algunos detalles oscuros del relato, diré que Franco violentó la bóveda donde descansaban los restos familiares y practicó allí sus rituales, los cuales, por prudencia, prefiero omitir.

Los forenses, quienes debieron primero probar que los restos que aún se conservaban pertenecían a los abuelos de mi amigo, han logrado abrir un nuevo sumario sobre el que nada se sabía antes de esta pesadilla. Al parecer, en el cadáver de la abuela de Franco, Martina Chialvino, se han encontrado restos de algo que bien pueden ser las secuelas de un cáncer óseo (del que nunca tuvimos conocimiento), o los residuos de la ingesta prolongada de ciertas sustancias tóxicas.

De Franco, no sabemos nada; después de profanar el sepulcro familiar ha desaparecido. La policía confía en atraparlo pronto.
Sobre el Libro de los Vampiros no puedo decir mucho, ya que no pude encontrar ningún manuscrito que coincida con la descripción que se da en el Diario de mi difunto amigo.

Por estos días me estoy hospedando en la casa de Franco, hasta terminar con las tediosas e interminables tareas burocráticas que suelen rodear a la muerte de un hombre joven. Reconozco que durante las noches tengo miedo, imagino que en cualquier momento oiré sus pasos acercándose a mi habitación; pero a decir verdad, lo que más me preocupa no son los pasos de mi amigo, ni El Libro de los Vampiros, ni las profanaciones ni los espectros, sino este curioso y punzante dolor de estómago, que coincidió con el inicio de estos horrores, y que cada día comienza a duplicar su violencia.